La salida de presos
para delinquir y luego refugiarse en las cárceles o retenes donde debían
permanecer es una nueva manifestación de las redes organizadas que involucran a
funcionarios de cuerpos de seguridad
@javiermayorca
El 30 de septiembre, una comisión de la Policía de Aragua ultimó
en Palo Negro a cinco sujetos que supuestamente intentaban asaltar la vivienda
de la familia del ex grandeliga Kelvim Escobar. La banda estaba conformada por
tres efectivos de la Guardia Nacional
Bolivariana y dos policías de esa misma región. En otro país, esto ya
ameritaría un análisis sobre la creciente degradación de los cuerpos de
seguridad. Pero en Venezuela ya se hizo normal ver a los funcionarios en “modo
delictivo”.
Lo que sí sorprendió a más de uno es que cuatro de los cinco fallecidos
estaban formalmente detenidos en el retén de Alayón, por estar involucrados en
diversos delitos contra la propiedad.
Los guardias y policías no habían sido declarados como evadidos o
fugados por las autoridades. Simplemente, salían a delinquir y luego regresaban
a sus celdas a repartirse el botín.
Uno podría pensar que este fue un caso aislado de lo que llaman
“desviación policial”, no de los efectivos que debían estar presos sino de
quienes tenían la tarea de vigilarlos. Pero en realidad esto se ha convertido
en una nueva manifestación de las redes delictivas que operan en y desde los
recintos carcelarios del país.
Desde hace mucho tiempo se comentaba con insistencia que algunos presos
privilegiados salían de noche a cometer delitos en las calles, y regresaban al
amanecer antes de que los formaran en los patios de sus respectivos internados
para el llamado “pase de número”. El primer gran escándalo ocurrió durante el
segundo gobierno de Rafael Caldera, cuando se detectó que Walter del Nogal
salía del retén El Junquito los fines de semana, y se dejaba ver en
francachelas y discotecas de Las Mercedes. Una de esas mañanas los vapores
pudieron más que él, y no regresó.
Este caso quedaría como un minúsculo antecedente al compararlo con lo
que ha trascendido solamente en 2016, de manera oficial y oficiosa. El marzo,
el retén El Marite del estado Zulia fue centro de un escándalo al constatarse
que los detenidos robaban carros y luego los ocultaban en esa instalación,
mientras negociaban el pago de un rescate.
En julio, un asaltante no esperaba que su víctima más reciente lo
siguiera hasta el sitio donde solía ocultarse: un retén de la policía en Valle
de la Pascua ,
donde estaba formalmente detenido. En este caso, como en los demás, el hampón
repartía parte de sus botines entre los funcionarios que se supone debían
custodiarlo.
Más recientemente, hemos tenido información sobre el ocultamiento de
víctimas de secuestro en instalaciones de internados judiciales ubicados en el
oriente del país. Desde allí, además, emanan las llamadas para negociar con los
familiares del cautivo.
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Las armas de la cárcel "pacificada" |
Las informaciones que han trascendido luego de la “pacificación” de la
Penitenciaría General de Venezuela en San Juan de los Morros van en esta misma
línea. Según la Fiscalía, uno de los líderes o prames de esa instalación, Franklin Hernández, ni siquiera estaba
formalmente preso. El hombre supuestamente utilizaba la instalación como un
refugio, del que podía entrar y salir según su conveniencia.
Al finalizar el traslado de los presos que aún quedaban allí, el sábado
29 de octubre, alias La Guaira y otros tres reclusos fueron imputados por
homicidio, tráfico de armas y drogas, intimidación pública y asociación para
delinquir. Entre las armas decomisadas había dos lanzacohetes antitanque. A la
luz de todo esto, aún queda pendiente la investigación sobre las complicidades
que este sujeto necesariamente debía tener en Servicio Penitenciario y la GN,
que le permitieron llegar a tales descaros.
No las llame cárceles, llámelas guaridas.
Breves
*La policía judicial adelanta una averiguación sobre una supuesta red de
tráfico de armas que opera en los estados centrales del país. La pesquisa
comenzó el 30 de septiembre, cuando una comisión de ese cuerpo que participaba
en un punto de control en el peaje de Guacara detuvo a tres personas que iban
hacia Maracay por la autopista Regional del Centro. Al hacer el registro del
automóvil que tripulaban encontraron un bolso con 400 cartuchos calibre 7.62 mm , la mitad de los
cuales podía ser usado por fusiles AK103 y el resto por los viejos FAL. Al
continuar las pesquisas fue detenido en la capital aragueña un agente de la
policía judicial, que supuestamente iba a recibir estas municiones.
*El déficit de talentos no solo afecta a agencias de inteligencia de prestigio como el MI6 inglés o la
CIA estadounidense. En Venezuela, la Dirección de
Contrainteligencia Militar divulgó en octubre una convocatoria para reclutar
nuevos agentes con grado de técnico superior universitario que quieran
participar en la “defensa integral de la patria”. Los interesados deben
descargar y llenar una planilla y anexar 18 recaudos. Llama la atención que ya no
se pregunte por el credo religioso de los aspirantes, pero sí por la filiación
política. Desde luego, en la actual circunstancia todo lo que no sea
“revolucionario” quedará excluido del cuerpo de inteligencia con sede en
Boleita, sin derecho a pataleo.
*Con la agudización de la crisis política, a partir del 24 de octubre
fueron activadas todas las redes de inteligencia en la Fuerza Armada Nacional. En la Guardia Nacional , los jefes de
algunas unidades instruyeron por escrito a sus subalternos para que informen
vía chats sobre cualquier novedad en curso. Esto a pesar de la instrucción
impartida a inicios de este año por el titular de Defensa Vladimir Padrino, en
el sentido de que la utilización de tales herramientas estaba prohibida, debido
a que la información transmitida en estas redes siempre termina en los
teléfonos de personas que no están con el régimen.
*La ausencia de policías preventivos en las calles de las principales
ciudades del país se ha agudizado durante los últimos meses. Varios factores se
han unido para ocasionar esta situación. No sólo se han incrementado las
renuncias por razones socioeconómicas. También ocurre que los agentes carecen
de recursos para movilizarse, y deben permanecer en sus estaciones. Hay
policías en Distrito Capital que sólo disponen de un tercio de la flota de motos
y camionetas, con respecto a lo que tenían en 2013. En la Policía Nacional ya
es práctica común que los agentes rasos paguen con sus propios recursos las
reparaciones y el mantenimiento de las motos que les asignaron. Ahora, en esa
misma institución advierten que durante los meses de noviembre y diciembre
saldrían de vacaciones grandes contingentes de oficiales, debido al
cumplimiento de sus ciclos anuales. Esto obligará al gobierno central a acudir
nuevamente a la Guardia Nacional y a restar policías de servicios y zonas que
considera menos prioritarios, para enviarlos al municipio Libertador. Los
residentes de Chacao, Baruta, Sucre y El Hatillo padecerán las consecuencias.
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